Cuando hacemos… actuamos sobre la materia. La acción es el efecto de la intención de la consciencia concentrada en un objetivo más o menos tangible. En realidad, en esta situación unimos espíritu y materia, al fecundar con nuestra intención la vida. Nuestro espíritu crea la oportunidad para que en la acción se reproduzca su semilla. Entre la comprensión del Ser y el servicio al Ser no existe ninguna diferencia. Es cierto que si no comprendemos quiénes somos no podremos ser útiles al misterio del que formamos parte y que descubrir nuestra verdadera naturaleza dará verdadero sentido a nuestra existencia. Pero también es cierto que servimos al Ser aun no sabiendo que lo hacemos. Por lo que descubrirlo y servirlo conscientemente forman en realidad una sola experiencia. En la medida en que nos conocemos, indagamos y profundizamos en nuestra esencia, somos capaces de servir más y mejor y también, en la medida en que servimos más y mejor, penetramos en la intimidad de nuestra verdadera naturaleza. Ambas situaciones se complementan y retroalimentan; no podría existir un desarrollo en un sentido si no ocurre en el otro sentido al mismo tiempo. Ser y Hacer son partes de una sola consciencia que es a la vez centrípeta y centrífuga. Micro y macrocosmos se sostienen mutuamente y no podremos determinar desde el punto de vista individual qué es causa y qué es efecto, pero podemos establecer las adecuadas conexiones para comprender su naturaleza y acción unitaria. La división entre aquello que idealizamos y lo que realizamos es la verdadera medida de nuestro equilibrio. Sintetizar nuestras más nobles inspiraciones y proveerlas de las adecuadas formas y métodos para lograr hacerlas tangibles es manifestar y hacer encarnar al Ser. Sólo tener esa oportunidad es suficiente motivo y razón para vivir.
Tanto se ha hablado sobre la realización del Ser como algo ajeno a la actividad mundana que termina por crearse una visión-comprensión que nos aparta de la Unidad y de su sentido superior. La Unidad del Ser lo incluye todo y es ella, en multitud de formas y dimensiones, origen, causa y fin de toda manifestación. Sin embargo
Ser sin Hacer es perder la oportunidad de contribuir a la instauración consciente de la unión entre espíritu y materia en este mundo. Hacer sin Ser, por otro lado, es procrear y desarrollar la materia sin espíritu ni verdadera inteligencia. Un espíritu sin cuerpo o un cuerpo sin espíritu no parecen las mejores opciones..........
Ser y Hacer
Por Jordi Orús
Revista ATHANORUNA PUERTA AL NUEVO PARADIGMA
Nov.-Dic. 2007Fuente:
http://www.escuelaclaridad.com.ar/y vamos por másssssssssssssss